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Escribir un
texto de opinión a partir de la lectura
que hace Fernando Savater sobre la
novela de Frankenstein y sus protagonistas.
“La historia de Frankenstein y su criatura (a la que
todos solemos llamar también "Frankenstein", como un hijo que recibe
el apellido de su padre, es un cuento de terror pero que encierra, al menos,
dos lecciones de moral. La primera es que no todo lo que la ciencia sabe hacer
tiene derecho a hacerse: sobre todo cuando se trata de enredar con la vida
humana, inventando un pobre ser que viene al mundo no como fruto del amor de
una pareja sino como resultado de un caprichoso experimento. La segunda lección
es que antes de llamar "malo" a otro tenemos que intentar comprender
sus circunstancias. ¿Acaso tenemos derecho a exigir que alguien sea bueno
cuando no se le respeta ni se le quiere, cuando todos le huyen o le persiguen,
cuando ninguno intenta remediar su desamparo? Nadie puede portarse humanamente
si no le tratamos con humanidad: cualquiera al que los demás apartan como si fuera un monstruo terminará siendo un
auténtico monstruo, de veras.”
Fernando
Savater en “Malos y malditos” Ed.
Alfaguara
FERNANDO
SAVATER, Ética para Amador
En la novela de Mary W. Shelley
en la que se basa la película, la criatura hecha de remiendos de cadáveres hace
esta confesión a su ya arrepentido inventor: « Soy malo porque soy desgraciado.
»Tengo la impresión de que la mayoría de los supuestos «malos» que corren por
el mundo podrían decir lo mismo cuando fuesen sinceros. Si se comportan de
manera hostil y despiadada con sus semejantes es porque sienten miedo, o
soledad, o porque carecen de cosas necesarias que otros muchos poseen:
desgracias, como verás. 0 porque padecen la mayor desgracia de todas, la de
verse tratados por la mayoría sin amor ni respeto, tal como le ocurría a la
pobre criatura del doctor Frankenstein, a la que sólo un ciego y una niña
quisieron mostrar amistad. No conozco gente que sea mala de Puro feliz ni que martirice al prójimo como señal
de alegría. Todo lo más, hay bastantes
que para estar contentos necesitan no enterarse de los padecimientos que
abundan a su alrededor y de algunos de los cuales son Cómplices. Pero la
ignorancia, aunque esté satisfecha de sí misma, también es una forma de
desgracia...
Ahora bien: si cuanto más feliz y alegre se siente alguien menos ganas
tendrá de ser malo, ¿no será cosa prudente intentar fomentar todo lo posible la
felicidad de los demás en lugar de hacerles desgraciados y por tanto propensos
al mal? El que colabora en la desdicha ajena o no hace nada para ponerle
remedio... se la está buscando. ¡Que no se queje luego de que haya tantos malos
sueltos! A corto plazo, tratar a los semejantes como enemigos (o como víctimas)
puede parecer ventajoso. El mundo está lleno de «pillines» o de descarados
canallas que se consideran sumamente astutos cuando sacan provecho de la buena
intención de los demás y hasta de sus desventuras. Francamente, no me parecen
tan « listos » como ellos se halagan en creer. La mayor ventaja que podemos obtener
de nuestros semejantes no es la posesión de más cosas (o el dominio sobre más
personas tratadas como cosas, como instrumentos) sino la complicidad y afecto
de más seres libres.(…)
Llegamos por fin al momento de intentar responder a una pregunta cuya
contestación directa (indirectamente y con rodeos hace bastantes páginas que no
hablamos de otra cosa) hemos aplazado ya demasiado tiempo: ¿en qué consiste
tratar a las personas como a personas, es decir, humanamente? Respuesta:
consiste en que intentes ponerte en su lugar. Reconocer a alguien como
semejante implica sobre todo la posibilidad de comprenderle desde dentro, de
adoptar por un momento su propio punto de vista. Víctor
se tomó tan en serio a sí mismo, tuvo tan en cuenta sus deseos y
ambiciones, que actuó como si los demás
no fuesen de verdad, como si fuesen simples muñecos o fantasmas: los aprovechó
cuando les venía bien su colaboración. No hizo el mínimo esfuerzo por ponerse
en el lugar del monstruo, por relativizar su interés propio para tomar en
cuenta también el interés ajeno. Ya sabes cómo le fue.
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